Amante de la fotografía en movimiento, admirador de dos titanes mexicanos, la magia intangible del maestro Gabriel Figueroa y las emociones del nuevo pionero de la óptica Emmanuel Lubezki.
Anfibio de los formatos, atesora el laboratorio de revelado, pero vive a tope las infinitas posibilidades de lo digital. Profesor de toda materia en lo que a audiovisual corresponde, desde hace 42 años labora en la UAM, unidad Azcapotzalco, instancia para la que ha producido varios documentales, como Salvador Alvarado (1983) Con Amparo en el alma (2008), Héroes del celuloide. Felipe Cazals (2018), entre otros títulos dedicados a la historia del cine.
Participó, siendo un joven cinefotógrafo haciéndola de sonidista, en el rodaje del mítico filme de dos cabezas, Nadie es inocente (Minter, 1986) y Sábado de mierda (Rocha, 1988), emblemas cinematográficos de la cultura punk en México, y ha estado cerca de grandes producciones de la televisión.
Su encuentro con los Migrantes de Santiago ha sido definitivo. Aún años después de haberlos conocido en El Zopilote sigue tocado por “esos seres que nos vigilan desde adentro”, expresa al recordarlos. A juicio nuestro, testimonio elocuente de esa confluencia, las fotografías que ilustran gran parte de este número son resultado de ese impacto patente ya en todos nosotros.