Presentación
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Resumen
La reflexión de Diego Tatián cobra significación, porque nos invita a un ejercicio de “arqueología de lo intangible de la Reforma”: sus valores emocionales, políticos y aspiraciones de justicia y libertad. Porque si bien la Reforma abrió un largo proceso de cambio en la educación latinoamericana, marcado por sinuosidades políticas y pautas diversas de institucionalización, se ha configurado como una herencia esencial para pensar en un sistema de libertades y derechos, que inscriben a nuestras instituciones universitarias en la proyectualidad de una mejor sociedad. Sin embargo, datar su evolución nos obliga a pensar en su sucesión, en un momento en que se impone un modelo selectivo, discriminatorio y altamente productivista que cimbra el fundamento social del pacto reformista. Las universidades públicas latinoamericanas están emplazadas en su legitimidad, rtinencia,
costeabilidad y vigencia de valores. No sólo requieren de un impulso de renovada creatividad, sino también de un replanteamiento de sus objetivos, de sus prácticas pedagógicas y de sus valores colaborativos: la memoria cobra fuerza en tanto pueda ser herramienta para pensar el futuro. Un nuevo proyecto emancipatorio, a contracorriente del nuevo orden material del conocimiento, implica renovar alianzas, desarrollar nuevos protagonismos y asentar en una ética responsable la refundación universitaria para inscribirse en la “sociedad del conocimiento” con una sociabilidad propia, historiada en luchas y aspiraciones, en compromisos y valores éticos.acudir a una memoria crítica y advertir lo contradictorio de su devenir, como se asienta en el trabajo de Moyano y Requena, renunciando a una narrativa de linealidad para dar paso a una nueva lectura de los conflictos ntre el orden autonómico de las universidades y los liderazgos políticos que irrumpen en el umbral de las libertades y los derechos, a partir de una legitimidad populista. Pero también para advertir que los discursos sobre la autonomía han sido construcciones contextuales, como lo examina Vázquez en su lectura crítica de los contenidos dados por Deodoro Roca. En su caso, también, la lectura del Manifiesto Liminar desde el presente nos coloca en otro orden de preocupaciones, como lo refiere Analhi Aguirre, trazando puentes con el pensamiento martiniano y la empresa de hacer realidad la aspiración reformista de una universidad que albergue a la propia inteligencia. Allí cobra relevancia la tarea de Carlos Martínez Durán, al convocar a construir el tejido relacional de esta nueva institucionalidad universitaria, emancipada y emancipatoria, en un contexto de posguerra que anunciaba un nuevo orden hegemónico.