Carlos Ercoli, figura clave de la pintura abstracta argentina

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Pablo Chiavazza

Resumen

La obra pictórica del mendocino Carlos Ercoli (1940) se inscribe entre las cumbres del arte abstracto argentino, uno de cuyos representantes fue Emilio Pettoruti (1892-1871). En un principio manifestó inclinación por la medicina y, en 1957, se trasladó a Córdoba e inició sus estudios fuertemente atraído por la vida celular, microscópica, ese mundo físico constitutivo pero imperceptible a simple vista. De haber sido médico –sostiene–, se habría dedicado a la investigación de esos microcosmos biológicos. Pero no lo fue. Y es que esos mundos infinitamente pequeños no lograron sustraerlo al enfrentamiento con el dolor humano al que inevitablemente lo ligaría esa profesión. Por lo tanto, abandonó esa carrera profesional y se introdujo en la efervescencia de esa suerte de rebelión contra la muerte que es el arte. Quizás exista una analogía entre el interés de Ercoli por la medicina y su definitiva vocación por las artes. Así como de la medicina le atraía el mundo microscópico de la biología humana, el arte prometía la construcción de un espacio imaginario también como un mundo aparte de la cotidianidad.

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