El multirreferido Manifiesto Liminar de la Federación Universitaria de Córdoba, que apelaba a los hombres libres de Sudamérica, continúa siendo un tejido de frases contumaces, crípticas y premonitorias: se trata de un discurso vivencial y vigente. Su devastadora prosa contra la institución universitaria caduca es implacable, su acerada furia contra la autoridad mediocre y su incisiva reivindicación de la violencia juvenil, como réplica a la tiranía, no fenece con los años.
Y es que nos reunimos en la Conferencia Regional de Educación Superior este 2018, en la misma Córdoba que hace un siglo lanzó un grito luminoso para proclamar el fin de una época y el nacimiento de un modelo libertario de universidad, y debatir su futuro. No son tiempos menos aciagos, pero hay un recorrido secular que ha dejado enseñanzas, decepciones y un reguero de historias que dan testimonio de la fortaleza de la educación pública como un factor de igualación social, libertad de pensamiento y agencia del cambio democrático.
Pero todo ello no es suficiente: en la actualidad, la educación pública está amenazada por las minorías dirigentes de nuestros países, por la medianía de sus aspiraciones y por la pasividad social frente a un cambio de paradigma de la educación superior. El reto de preservar valores libertarios y garantizar la inclusión social marcaron transversalmente los debates de la reunión sobre el porvenir de la educación superior latinoamericana.
DOI: https://doi.org/10.36888/udual.universidades.2018.78
Publicado: 2018-12-01