Los beneficios de la circulación de saberes, a través de sus demandantes y portadores, se centran en cerrar brechas de desarrollo entre comunidades científicas y tecnológicas, pero también en una decisión de los gobiernos para dotar a sus sociedades de un capital humano que promueva a través de la enseñanza, la investigación y la transmisión de valores culturales, el desarrollo científico, tecnológico y civilizatorio que se reclama.
DOI: https://doi.org/10.36888/udual.universidades.2016.69
Publicado: 2016-09-01